Tag Archives: confianza

Sólo podrás lograrlo si lo disfrutas

14 May

En el baloncesto, como en la vida, la clave para poder conseguir aquello que te propongas, es disfrutarlo. Si llevas la base de esfuerzo y de entrenamiento correspondiente, ya te habrás colgado las alas a la espalda, sólo falta que te decidas a abrirlas y que eches a volar. Volar con una sonrisa en la cara, el motor para llegar a lo más alto.

Sentir que estás en deuda con tu equipo

13 May

Cuando a lo largo de toda una temporada tu equipo de baloncesto se ha convertido en tu mayor refugio, cada día que sales a jugar sientes que le debes algo. Estás obligada a dar lo mejor de ti, porque es a lo que te comprometiste cuando aceptaste formar parte de este proyecto. Tienes suerte, porque con cada entrenamiento y partido has tenido la oportunidad de aprender de todas y cada una de tus compañeras. Todas te han tendido su mano para sacarte adelante, para ayudarte a demostrarte que sigues siendo la misma jugadora y la misma persona; y que en el fondo, aunque muchas cosas hayan podido haber cambiado, el corazón que late dentro de ti sigue bombeando la misma sangre. Por ello, por ser algo tan complicado de lograr y que ellas han hecho que haya parecido tan fácil, hoy, que disputamos nuestro último partido de Liga, siento que estoy en deuda con el equipo.

A nuestro frente ha estado otra persona que también ha formado parte de todo este proceso. Desde luego tiene mérito entrenar a un grupo de chicas 19 años de media que se han convertido en un verdadero equipo tanto dentro como fuera de la cancha. Él te aceptó en cada entrenamiento aunque llegaras sin fuerzas ni para coger el balón y que te ayudó a poner fin a «este 2011 un tanto raro» deseándote un 2012 «sobre todo cargado de sonrisas». Y vaya si lo está siendo.

En Septiembre un grupito de personas se sumó al bloque que hemos jugado juntas prácticamente toda la vida. Y ahora, mirando atrás, es imposible pensar que algo mejor hubiera podido pasarle al equipo. Su entrada nos ha permitido conocer a

gente que ha pasado a convertirse en pilares en tu vida. Da gusto compartir cancha y banquillo con personas que continuamente te animan a que entres a canasta, a que no tengas miedo a un tapón, y sobre todo, a que no seas tú misma la que decida que no puedes hacer algo.

La confianza es algo que cuesta muy poco perder, pero mucho ganar. La más complicada de todas; la confianza en uno mismo, que ellas, las 12, han conseguido que poco a poco no sea un fenómeno tan extraño para mí.

Puede que hoy sea nuestro último partido en la Liga de Madrid, pero aún nos quedan muchas temporadas juntas en la Liga de nuestra vida, en la que espero poder seguir compitiendo junto con todas vosotras.

Cuantos más balones se te escapen, mejor

10 May

Cuando un entrenador decide ponerse al mando de un equipo, debe tener en cuenta que está asumiendo una gran responsabilidad. El grupo de niños que entrene esa temporada, estará aprendiendo algo nuevo cada día que pasen con él.  Cuando eres jugador siempre miras a tu entrenador como si fuera una especie de semi-dios,  sobre todo cuando eres pequeño. Pero a veces, los entrenadores olvidamos que cuando les miramos a ellos estamos exactamente en la misma situación. Por ello hay que respetarles, escucharles, admirarles, animarles y, sobre todo, DARLES CONFIANZA.

Los niños, aunque muchas veces no lo parezca, se dan cuenta de TODO. Ellos nos miran cada vez que prueban algo nuevo como si buscaran nuestra aprobación, como si por el simple de hecho de ser jugador, estuvieran condenados a no poder cometer errores. Para nosotros muchas veces es algo desesperante que cada vez que mandas un ejercicio tengas que escuchar cientos de veces «¿así, Laura?». Es desesperante en la medida en que no puedes ver a todos a la vez. Pero sobre todo, porque cuando crecemos, estamos tan acostumbrados a ser nosotros mismos los que nos decimos cuando algo está o no bien, que nos sorprende que otros no actúen de la misma manera.

Sin embargo, cuando el niño pide tu aprobación, sólo espera una respuesta; «sí». Porque si no es de esta forma, para él,  habrá fracasado. O al menos así es como lo va a concebir. Teniendo esto en cuenta, ¿cuántas veces pueden sentir que han fallado en un entrenamiento? Si a esta cifra le sumamos los partidos, en los que los errores siempre son más evidentes, observamos que la presión a la que los peques están sometidos continuamente puede ser muy negativa en su desarrollo.

Pero aquí es donde el entrenador puede marcar la diferencia,invirtiendo el sentido de esta filosofía y conseguir que el niño vea cada uno de sus fallos como una oportunidad. Si un niño, al hacer por primera vez un cambio de mano entre las piernas no se le escapa ninguna vez la pelota, quiere decir que va con miedo, que lo hace tan minuciosamente y a cámara lenta para que ante todo, no se le vaya el balón. En su cabeza esta es su manera de medir si es mejor o peor jugador. Para conseguir aprender e interiorizar un movimiento, hacen falta miles o incluso millones de intentos en los que nos tropecemos, nos botemos el balón en el pie o, mi preferida; en la cara. Aprender a reírse de uno mismo también es una forma de crecer como persona.

Hay que hacerles ver que fallar no es malo, que lo malo es no intentarlo. No podemos conformarnos con decir «bien» o «mal». Si un niño hace algo bien, añádele algo nuevo al ejercicio para que siga motivándose. Y si no le sale tan bien, no te limites a decirle que está mal, dale la herramienta para que lo haga bien.

La palabra MAL no puede estar incluida en tu diccionario de entrenador.

Prepara ejercicio sabiendo que la frase con la que acabarás la explicación del mismo será:

«al que no se le vaya el balón, no me estará demostrando que lo está intentando»

Eso sí, prepárate una buena sesión de descanso después, porque acabarás agotado de ir de un lado para otro recogiendo balones, sobre todo si se te ocurre hacerles subir botando por una escalera.

Por qué tu entrenador puede cambiarte la vida

17 Abr

En el baloncesto, como en todo, existen personas que pueden cambiarte la vida. Gente que te ayuda a ver las cosas de otra manera, y con ello, te hace creerte capaz de cualquier cosa. Quizás entonces para ti entrar a canasta era una tarea pendiente, pero ahora, cuando los problemas han cambiado de entorno y de dimensión, es la misma voz la que desde el banquillo de tu propia vida te sigue animando para que nunca dejes de intentarlo. Es así, este deporte nos envuelve a todos con su magia y hace que todos los vínculos que en su día os unieron, hoy sigan siendo tus alas para seguir aprendiendo a volar más alto y batir a cualquier rival cada día.

De todos los entrenadores que podrás tener a lo largo de tu vida, únicamente recordarás a unos pocos. Puede que aquellos con los que llegaste más lejos sean en principio los más fáciles de llevarte de regalo en la pizarra de tu memoria. Pero solo los mejores harán posible que en vez de recordar esa medalla que te colgó del cuello en la final, sonrías cuando revivas el momento en el que le manteaste y sentiste como sustituía el miedo por la emoción del momento. Un buen entrenador confía en ti, hasta en tus peores días. Te da las herramientas pero también la libertad para que las uses cuando estés preparado. Sólo él entenderá que en un partido seréis capaces de hablaros sin pronunciar una palabra. Tendrá paciencia y te esperará, mientras te sigue enseñando. Él dará siempre la cara por ti, hasta cuando todos se pongan en tu contra. No solo estará a tu lado sino que te tenderá su mano y te recordará las reglas del juego una y otra vez para que seas siempre consciente de tus posibilidades.

Sólo por él cogerás cariño a cantantes que jamás pensaste que acabarían en tu lista de canciones más escuchadas del iPod. Sólo por él te emocionarás  al recordar el día de vuestra despedida; una noche bañada de lágrimas que tú decidiste llevarte a casa porque sabías que como empezaras, no ibas a poder acabar. Pasará el tiempo y tendrás que empezar nuevos ciclos con nuevas jugadas, pero en el fondo la suya siempre estará en tu cabeza. Y cada día que vuelva a apoyarte en la grada le sentirás tan cerca como cuando para ti todo el pabellón se quedaba en silencio mientras él guiaba todas y cada una de tus acciones; sonrisas incluidas. Sólo alguien como él te regalará esa camiseta que aunque pasen los años y cada vez se te vaya quedando más pequeña te empeñarás en seguir poniéndote porque te recordará esa etapa de tu vida, en la que lucías el nombre de tu equipo en la espalda.

Sólo alguien como él apostará por ti de esa manera para, probablemente, toda tu vida. Porque darán los tapones que te pongan, él siempre te hará sentir que eres el más grande.